viernes, 21 de enero de 2011

Historia De Cipriano El Mago "San Cipriano".

VIDA DE SAN CIPRIANO
El santo que se venera con este nombre, fue antes de su conversión al cristianismo, uno de los magos más famosos que se han conocido.
Nacido en Antioquia, entre Sitio, y Arabia, de padres muy ricos y poderosos, ejerció todas las artes mágicas hasta la edad de 30 años en que se convirtió a la religión de Cristo. Dejó escritos infinidad de libros de hechicería, producto de sus muchos conocimientos y de las propias maravillas que ejecutó en su época de mago, y que causaron la admiración de todas las -entes.
Ejercía un poder formidable sobre los espíritus infernales, que le obedecían en todos sus mandatos. Llegó a efectuar sorprendentes encantamientos. Tuvo dominio absoluto sobre las personas y los elementos, debiéndose su conversión al cristianismo al siguiente raro suceso:
Había en Antioquia una doncella cristiana llamada Justina, tan rica como hermosa, hija de Edeso y Cledonia, los cuales la habían educado en su religión que era la de los gentiles. Justina oyó un día predicar a Prailo, diácono a la sazón de Antioquia, y al escuchar las bellezas ideales de la religión cristiana, se convirtió a ella; logrando poco después que sus mismos padres se hicieran cristianos.
Un joven llamado Aglaide se enamoró de Justina y la solicitó por esposa, lo cual no pudo conseguir porque ella ya se había ofrecido a Jesucristo.
Desesperado Aglaide, recurrió a Cipriano el Mago para que doblegara a aquella mujer que tan rebelde se mostraba a sus deseos; el cual aplicó al efecto todos sus hechizos y encantamientos, invocando a los espíritus para que le ayudaran en su empresa.
Todo, sin embargo, resultaba inútil; Justina resistía toda clase de sortilegios, porque se hallaba bajo la intercesión de la Virgen y auxiliada por la divina gracia de Jesús, teniendo además en las rayas de su mano derecha el signo de la cruz de San Bartolomé, la cual por sí sola tiene poder contra toda clase de maleficios y encantamientos.
Lleno Cipriano de furor al verse vencido por una tan delicada criatura se levantó contra Lucifer y le dijo:
-¿En qué consiste, ¡oh genio del averno! que todo mi poder se vea humillado por una tan débil mujer? ¿No puedes tú tampoco con tanto dominio como posees someterla a mis mandatos? ¿Dime luego: ¿qué talismán o amuleto la protege, que le da tuerzas para vencerme a mí y hacer inútiles todos mis sortilegios?
Entonces Lucifer, obligado por orden divina le dijo:
-El Dios de los cristianos es Señor de todo lo creado y yo, a pesar de mi dominio, estoy sujeto a sus mandamientos, no pudiendo atentar contra quien haga use del signo de la cruz. De esto se vale Justina para evitar mis tentaciones.
-Pues siendo esto así -dijo Cipriano, desde ahora mismo reniego de ti y me hago discípulo de Cristo.
Lo cual hizo, logrando más adelanté recibir el martirio y ser contado en el número de los santos.